11 mar 2015

{ Me mudé a Manzanilla, porque sí }

Ya tocaba hora de ser un poco egoísta, de centrarme en mí únicamente.


Después de toda la mierda que estaba ocurriendo en mi casa, que no es poca; mi salud tanto mental como física se han visto claramente afectadas. Entre toda la movida de mi hermana con el novio, la de mis padres entre ellos, la de yo con mi madre, la de mi hermana con mis padres, la de mis abuelos con mis padres, la de todos sus muertos con los otros muertos; pues he acabado hasta el cipote, básicamente. 

Necesitaba un cambio, algo que rompiera la monotonía de esa vida de amargura a la que me estaban llevando todos esos problemas ajenos (o a veces no tanto) a mi persona. Vale que la educación de mi hermana pequeña es cosa de todos en la casa, pero lo que no es normal que en un intento de ayudarla me arañe los brazos cual gata en celo y me deje cicatrices de por vida. Tras un proceso de meditación decidí pedirle a mi madre que me sacara de allí, ya que ella parece ser que es la única que me entiende cuando le sale del coño. Y bueno, me propuso irme a vivir a Manzanilla con mis tíos una temporada, hasta que las cosas se calmaran un poco por casa (cosa que creo que no va a pasar hasta que la psicóloga les haga terapia durante bastante tiempo).  Así que nada, maleta en mano, con mi Huawei, mis libros, y mis cosas de pintar me dirigí al que llaman El Pueblo de las Cabras,  con toda mi ilusión y el aura llena de positividad.

Aquí llevo ya poco mas de una semana, y he de decir que jamás he estado mejor. Quizás porque tengo el router en mi habitación, quizás porque necesitaba evadirme de Bonares un tiempo, o quizás porque por fin siento el calor de una verdadera familia; pero lo cierto es que me siento vivo como nunca. Tengo una habitación super grande, con suelo de parquet, muy luminosa y lo mejor es que está en una planta independiente de toda la casa, así que nadie me molesta. 

A veces me pongo a pensar si realmente he sido un egoísta al irme y dejar a mis padres con el marrón de mi hermana y con toda la presión que tienen ahora por su trabajo. Pero luego empiezo a ser realista, y me doy cuenta que si ellos quieren lo mejor para mí, han hecho bien en dejarme ir porque saben que aquella situación cotidiana me estaba desequilibrando en todos los sentidos. Pues eso, que yo estoy feliz aquí, lejos de ellos, y eso es lo que importa.